martes, 19 de junio de 2018

Religión autoritaria vs una humanista




AUTORITARIA
HUMANISTA
suponen el reconocimiento de un poder superior e invisible
El factor detonante no es el temor y el sometimiento sino la aspiración a la plena autorrealización
a este poder, por causa del dominio que ejerce, se le debe obediencia y veneración. Aquí es donde reside lo autoritario, en que se trata de un deber.

En las religiones humanistas el ser humano desarrolla su razón, la confianza en sí mismo, el amor a sí mismo y a los demás.
miedo por ello, es frente a todo lo que se percibe y se siente como búsqueda y diálogo preferir la seguridad que da la autoridad y el orden, típico pensamiento autoritario
Se siente un ser un ser simbiótico y solidario con todos y con todo
la razón para tener que obedecer, reverenciar y venerar a Dios no reside en sus cualidades morales, en el amor o en la justicia, sino en el dominio, esto es, en el poder que se le concede sobre el ser humano
La experiencia religiosa de este tipo de religión es la experiencia de la unidad con el Todo
Dominio que significa sometimiento y, que si el ser humano no lo acepta así, comete un pecado.
Su finalidad es el desarrollo pleno del ser humano, no la impotencia, y su virtud más grande consiste en su plena realización, no en la obediencia
El factor detonante de lo autoritario es el poder y el temor, no el amor y la confianza.

Y el estado prevaleciente es la alegría, no el sentimiento de culpa y pecado, como en las religiones autoritarias.

Neopentecostales

1)    un Dios pensado sobre todo en términos de poder, y poder absoluto,
2)    un ser humano sin valores positivos, todo él pecado,
3)    apuntan a una religión autoritaria y la configuran como tal.


El diputado Jonathan Prendas tiene miedo a lo que él califica de “excesivamente humanista“ en el protocolo para la prevención al suicidio en los niños y jóvenes y la atención que merece
Por ‘humanista’ sin duda él entiende poner al ser humano en el centro, con su autonomía y la confianza que hay que tener en él.
Echa de menos el reconocimiento de un poder exterior y superior al ser humano, de la religión y de un entorno familiar y social culpabilizador y amenazante, es decir, autoritario

De ahí el miedo a todo los que considera humanista, miedo que comparte con toda la bancada de su partido, el Partido de Restauración Nacional.
Es la religión y moral autoritaria que con gusto, si pudieran, impondrían como un supuesto gran bien a todos. Orden y autoridad por encima y antes de la libertad y de la realización del ser humano.